Si son de Pepephone, las decepciones son más [SOLUCIONADO]

Yo uso Pepephone en mi teléfono, en la Red los ponían por las nubes y me cambié, a ver qué ocurría. No tardaron en justificar las alabanzas que recibían: me aplicaron una bajada en el precio de las llamadas ¡sin solicitarlo! Para mí, algo increíble hasta ese momento.

Y eso ha ocurrido varias veces desde entonces, no sólo en forma de bajada de precios, sino como aumento de los megas a consumir, en mejoras en las condiciones, etc.

Por todo ello, no he dudado nunca en recomendar Pepephone a mis amigos, a mis familiares y, de hecho, a cualquiera que me pidiera consejo sobre un proveedor de telefonía. Hasta ahora…

Recomendé Pepephone a mi padre, ya jubilado, hablándole de sus bondades, de los precios bajos que ofrecían, de lo bien que trataban al cliente, de sus compromisos. Y mi padre hizo caso de mi recomendación y se cambió. Y todo bien, hasta que Pepephone ha decidido cortarle la línea por un error que ellos han cometido.

Mi padre tenía tarifa de voz y datos, pero en Junio decició que no quería la tarifa de datos, así que llamó a Pepephone para que cortaran ese servicio. Al mes siguiente le vino un cargo por uso de datos. Vale… "Habrá sido un error, igual yo no me expliqué", pensó, así que pagó ese cargo y volvió a llamar el mes siguiente, y el operador que le atendió le dijo que el teléfono se seguía conectando por su cuenta. Le podría haber dicho a mi padre, que no se maneja en estos líos de informática y configuraciones, cómo borrar los datos de acceso a los datos móviles, pero por lo visto no se le ocurrió. Así que mi padre fue lo más claro que supo y pudo: "Mire, no quiero el servicio de internet, no quiero la opción de poder utilizarlo, quiero que lo desconecten, que el teléfono no se pueda conectar aunque quiera, que incluso si yo voluntariamente decido conectarme, NO PUEDA."

Podría parecer que es suficientemente claro, pero parece que no lo suficiente para los agentes del servicio de atención al cliente de Pepephone: al mes siguiente le vuelve a llegar un cargo de uso de datos. Mi padre, harto, da orden al banco de que pague sólo la parte correspondiente al uso del teléfono, y les llama para decirles lo que ha hecho y por qué. Resultado: Pepephone le ha cortado la línea.

Recuerdo haber recibido un mensaje de Pepephone en el que decía que el cliente era lo primero, y que si el cliente se quejaba de un cobro indebido, primero le devolverían el dinero y después resolverían la incidencia, pero parece que esa carta no se la enviaron a mi padre, y ahora está sin teléfono.

No me voy a cambiar de compañía porque yo, personalmente, no he tenido ningún problema con ellos, pero ahora me lo pensaré dos veces antes de recomendar Pepephone a alguien más, porque al primero al que llamó mi padre para contarle lo que le había pasado con la compañía que yo le recomendé fue a mí, fui yo el que le insistió en que la compañía tenía buenos precios pero que, sobre todo, era una pasada en la atención al cliente, y fue por eso por lo que se cambió, harto de los mangoneos de movistares y vodafones. Y ahora resulta que Pepephone es una más del montón, que todo va de perlas mientras no hay problemas, porque cuando los hay se comportan igual que todas las demás. En fin…

Eso sí, ya veremos que ocurre cuando llegue el primer problema.


ACTUALIZACIÓN 25/9/13

Nadie está libre de equivocarse, de cometer un error, lo importante es cómo afronta la situación, cómo le da solución, y me alegra pensar que no me equivoqué al recomendar Pepephone: a pesar del traspiés, han dado una pronta y satisfactoria solución al problema, a saber:

1. Abonan la factura impagada.

2. Rehabilitan los servicios, salvo el servicio de datos (NAM).

3. Solicitan que se borre la configuración de Internet (APN) del móvil. (Todo este jaleo no se hubiera producido si esto mismo se lo hubiera dicho a mi padre el operador que lo atendió)

4. Advierten sobre la importancia del punto anterior, insisten en que verifiquemos la configuración del móvil.

5. Abonan el importe de consumo de datos que el móvil haya realizado per se.

6. Incidencia resuelta.

Gracias, Pepephone, no sólo por haber solucionado el problema de mi padre, sino por devolverme la confianza a la hora de recomendar vuestros servicios a otras personas.

Por cierto, un mensajito a los bocachanclas de Menéame (ellos saben quienes son): no supe nada del asunto hasta que mi padre ya estaba sin línea, así que difícilmente le podía yo configurar nada, pero eso no es lo importante. Lo importante es que un cliente ha tenido un problema y, en un principio, la compañía le ha perjudicado por un error propio. ¿Que el cliente lo podría haber hecho mejor? Sin duda. ¿Que no debería haber devuelto la factura? Tal vez. Pero lo que es seguro es que no tiene la obligación de saber como configurar un acceso a internet. La inmensa mayoría de personas de cierta edad no saben hacerlo, y si ello fuera requisito indispensable para tener un móvil con WhatsApp, las compañías de telefonía tendrían la mitad de líneas de las que tienen. ¡Joder, que mi esposa tiene poco más de 40 años y no tiene ni papa! Y ni ganas. Y si no me tuviera a mí, recurriría a la compañía que le presta los servicios, que es la que le tiene que informar de como activar o desactivar opciones, que, al fin y al cabo, para eso le paga.

Cómo usar un asa de garrafa de agua como asa para llevar bolsas de la compra

Ayer, volviendo de la compra con bolsas bien cargadas, con las asas clavadas en las manos y teniendo que descansar cada cierto tiempo para aliviar el daño que me estaban haciendo las puñeteras bolsas, pensé qué podría hacer para solucionarlo, para que ir a la compra no suponga acabar con las manos marcadas y doloridas (sí, ya sé que la solución más sencilla es ir más veces y cargar menos cada vez, pero no siempre tienes el tiempo necesario).

Como siempre, he buscado soluciones con materiales que tenga a mano, que es lo más barato. Me he fijado en algo que ya lleva asas: las garrafas de agua que compro (el agua de Valencia es una porquería, pero ese es otro tema). A pesar de que tengo otras garrafas con asas (p.ej., de aceite), he elegido la de FontVella porque el asa es especialmente cómoda y suave. Por cierto, puedes pulsar sobre las imágenes si quieres verlas más grandes.


Lo que hay que hacer es sacar el asa de la botella. Una forma fácil sería cortar, con un cutex o un cuchillo afilado, el cuello de la botella justo por debajo del asa, pero necesito la botella para poner aceite usado. Lo primero, quitar el tapón, que molestaría después para sacar el asa.




He utilizado la punta de un cuchillo para sacar, una por una, las pestañas que mantienen el asa en su sitio, mientras presionas el asa hacia arriba, impidiendo así que las pestañas vuelvan a su sitio



Vas sacando todas las pestañas hasta que queden todas libres, y ya puedes sacar el asa.


He probado a dejar las pestañas, pensando en que ayudarían a evitar que las asas de la bolsa de plástico se escurriese y se saliera del sitio, pero he comprobado que son más una molestia que otra cosa, así que las he quitado. Lo primero, doblarlas varias veces arriba y abajo, para reblandecer la unión y que sea más fácil cortarla.



Después, con un cuchillo, cortar una por una, y repasar con el cuchillo para limpiar cualquier rebaba que haya podido quedar.


Para las pruebas de carga he utilizado una bolsa de naranjas de unos 3 ó 4 Kg.


Se introducen las dos asas de la bolsa por el círculo del asa de botella y se doblan hacia el asidero, pasándolas por encima del semicírculo. (EDIT: he descubierto que si se ponen las dos asas de un lado, una bolsa con mucho peso puede torcer el círculo y hacer que se las asas se salgan. Para evitarlo y que las bolsas se mantengan firmes, mejor poner una asa por cada lado del círculo.)


Una vez que levantas la bolsa (o bolsas, me imagino que se pueden poner más de una, aunque no lo he probado), el propio peso de la bolsa impide las asas se salgan del sitio.


Como punto extra, al contrario que cuando está en la garrafa, donde se retuerce hacia arriba, lo que pone más estrés al material, mientras llevas las bolsas el asa de la garrafa se mantiene toda en un mismo plano, lo que hace más difícil que se rompa.

Otra ventaja es que no es un artilugio muy grande, cabe fácilmente en un bolsillo o bolso, y puedes llevar un par, uno para cada mano.

Bueno, espero que encontréis útil esta pequeña idea.

Consellería de Sanitat no paga: Hechos y consecuencias, segunda parte

Nos negábamos a creerlo, esperando un día y otro el pago que nunca llegaba, pero que tenía que llegar, o… Bien, el "o…" ha ocurrido. Me explico:

Mi esposa, Lola Garrote, tiene un gabinete de psicología dedicado a la intervención de niños con TEA (Trastornos del Espectro del Autismo) llamado CEDIN. A su cargo, 7 terapeutas, en muchos casos madres de familia, encargadas de administrar las terapias a los niños.

En su centro, mi esposa, aparte de los niños que vienen de manera privada, pagando sus familias por los servicios solicitados, recibe niños derivados de hospitales dependientes de la Conselleria de Sanitat, y de cuyos gastos de tratamiento se hace cargo la propia Conselleria. Lo que ella hace, en vez de cobrar la terapia a los padres, es pasar la factura al hospital de procedencia del niño, que, con la documentación que le remitimos, comprueba que el niño ha recibido el tratamiento y, entonces, debería contabilizar esa factura para que la Consellería procediese al pago.

Ojo al 'debería': lo que en realidad hacen, una vez que han superado el presupuesto que tienen asignado para esa partida, es guardar las facturas en un cajón, sin contabilizar, a esperar que lleguen tiempos mejores, esto es, que vuelvan a tener presupuesto para pagarlas. La consecuencia de ello, en los tiempo que corren, es la acumulación de facturas impagadas de un año para otro.

Pero lo mejor del asunto llega cuando reclamas a Conselleria: al no estar contabilizadas por los hospitales, al no estar introducidas en el sistema, a los responsables de Recursos Económicos ni les constan, no saben (¡JA!) de qué les hablas. Incluso si llegan a rescatar las facturas "olvidadas" de los respectivos hospitales, te dicen a las claras que no tienen dinero, que no te van a pagar y que no saben cuándo lo van a hacer. Ya nos hicieron lo mismo, o muy similar, en 2008 y el asunto sólo se solucionó después de ponerlos de vuelta y media en los medios, cuando el hecho de que una institución pública dejara en la calle a personas necesitadas era noticia y les podías sacar los colores.

Eso, me temo, ya no funcionará, y más cuando un alto responsable nos ha dicho, palabras textuales, que tiene la cara ya muy dura y curtida de verse, uno tras otro, con proveedores de servicios sanitarios que no cobran, y que eso ya no le afecta, y que ni van a pagar (no tienen dinero) ni sabe cuando van a hacerlo. Eso ya no funcionará cuando el hecho de que desahucien a familias, que niños se queden sin comedor o sin transporte, que trabajadores pierdan su trabajo o lleven meses sin cobrar, que estén recortando prestaciones sanitarias y educativas, al tiempo que aumentan la presión fiscal sobre el ciudadano de a pie, es el pan nuestro de cada día.

Hasta este momento, han sido las aportaciones de los padres que vienen de manera privada, junto con los esporádicos pagos de Consellería, las que han mantenido a flote el gabinete, siempre al límite, siempre esperando que se pusieran al día. El último pago fue en Octubre (miento como un bellaco: en Diciembre nos ingresaron 1.000 euros, y no, no se les cayó la cara de vergüenza), y dio para cubrir apenas los gastos de un mes. A eso hay que añadir que la crisis ha llegado para todos, y hay familias que venían por privado que ya no pueden venir, ya no se pueden permitir pagar la intervención que sus hijos necesitan, con lo que el soporte que teníamos por esa parte ha menguado.

A finales de 2012, en la última quincena de Diciembre, y después de rogar, de suplicar, de llorarles, de decir a todo responsable con el que conseguíamos contactar que nuestra situación era desesperada, nos aseguraron que iban a llevar a cabo un pago especial para aliviar la situación, que nos iban a pagar parte de los más de dos años de facturas que nos deben antes de que acabara el año.

Y es ahora cuando llega el "o…" fatídico al que me refería al principio: no nos queda más dinero. Nos quedan 2.000 euros en la cuenta de CEDIN para hacer frente al pago de 7 nóminas, el alquiler del local, pagos a la Seguridad Social de esas 7 trabajadoras, gastos comunes (luz, agua, teléfono…). Enero es el último mes en el que hemos podido pagar todo eso. En Febrero ya no tendremos NADA con lo que pagar. Y eso sin contar con que mi esposa lleva varios meses sin cobrar por su trabajo, para que no faltase el dinero, en previsión de lo que podía ocurrir.

Ah, y el pago trimestral del IRPF. Porque, eso sí, tu tienes la obligación de declarar las facturas como si las hubieras cobrado y pagar los correspondientes impuestos. Y no te retrases: el retraso de un solo día conlleva un 20% de recargo. Eso sí, la devolución de la declaración de Hacienda que hicimos hace más de 6 meses por el mismo concepto (IRPF) todavía no la hemos recibido, un dinero que nos iría MUY bien para paliar la situación. Y cuando nos llegue os aseguro que no lo hará con un 20% de intereses de demora. Eso debe ser lo que llaman una parajoda: el mismo que te reclama un impuesto, te debe a ti dinero por el mismo concepto, y tú estás obligado a pagar en plazo, pero él no, tú estás sujeto a sanciones por demora, pero él no. ¿Cómo era eso del lado estrecho del embudo…?

Del pago prometido, "donde dije digo, digo Diego": han vuelto, ¡oh, sorpresa!, a incumplir, y a día de hoy, 9 de Enero, no hemos visto ni un real.

Para empeorar la situación, los responsables se van pasando la "pelota" los unos a los otros, en un ejercicio de "vamos a marear la perdiz", a ver si nos entretienen reclamando a éste y a aquel, y van haciendo tiempo. O eso es lo que parece.

¿Que nos queda por hacer? Aparte de llorar, digo. Naturalmente, no somos el único centro en esta situación, y ya se están organizando acciones conjuntas, pero, a pesar de que apoyamos esas acciones al 100 por 100, creo que llegarán tarde para nosotros. Movilizaremos (ya les hemos informado y están dispuestas a ello) a las familias afectadas. Haremos manifestaciones y llamaremos a los medios de comunicación para que les den cobertura. Escribiremos a los responsables hasta que se cansen de nosotros. Pediremos limosna donativos delante de Conselleria, bien vestidos y con una pancarta que explique la situación. Para empezar, hoy mismo he salido en antena en el espacio que el programa de la mañana de Radio Nacional dedica a que los oyentes digan la suya (pondré el enlace en cuanto esté disponible).

Todo ello para intentar evitar la ABSOLUTA VERGÜENZA que pasaremos al tener que decirle a nuestras trabajadoras que no tenemos dinero para pagarles por su trabajo, al arrendador que no tienes dinero para pagar el local que estás ocupando, la vergüenza que supone no poder poner la calefacción en invierno porque te han cortado la luz por impago.

Las consecuencias inmediatas están siendo que mi esposa, que dedica todos sus esfuerzos a su gabinete, a cuidar de que los niños reciban el mejor tratamiento posible y a cumplir con sus trabajadoras, y que tiene un altísimo sentido de la responsabilidad, tiene un nivel de estrés que la tiene varios días sin dormir (yo mismo, que soy mucho más tranquilo, estoy escribiendo este artículo a las 5 de la madrugada). Si sigue así, acabará, más pronto que tarde, en el hospital con una crisis de ansiedad.

Y en la consecuencia última no quiero ni pensar: si no recibimos pronto ALGO de lo que nos deben, las consecuencias serán niños a los que no podremos seguir dando la terapia que tanto necesitan, trabajadoras que no nos quedará más remedio que despedir, ya que no tendremos ni dinero para pagarles por su trabajo ni niños a los que puedan atender.

Y aún doy gracias de tener yo un trabajo, como autónomo, que nada tiene que ver con el de mi esposa, algo que, a duras penas, nos permite seguir pagando la hipoteca (perdón, las dos hipotecas, una de ellas solicitada para poder cubrir el primer pufo de Conselleria), porque si no fuera por él nos veríamos en la calle, con una mano delante y otra detrás.

Sólo me queda despedirme agradeciendo a los políticos de esta nuestra Comunitat Valenciana su savoir faire, su encomiable labor como gestores, el cuidado que han tenido de nuestros impuestos, tan sabiamente administrados e invertidos, la prudencia que han demostrado durante estos 20 años en lo que a gestión del gasto se refiere, su honradez y transparencia en todo el desempeño de sus funciones. En fin, agradecerles todo lo que han hecho para que nos veamos ahora en esta situación. Gracias POR NADA.